18 mayo 2007

Fundació: Infantil B

Recibimos la cronica del Infantil B.
Fernando nos describe los hechos.

Jornada 30ª
Sábado 12 de Mayo de 2007
Cat. Infantil 1ª División Grupo 1º

Unif. Llefià “A” 7 – Fund. Europa “B” 2


Equipo Inicial: Nico; Víctor, Pablo, Oscar, Vicente; Arnau, Oriol, Alejandro, Pasku; Fede y Carlos.
También jugaron: Edgar, Lander, Mario, Jaume, Jesús y Giancarlo.

ME HA QUEDADO CLARO

Más de lo mismo. Aún no había transcurrido el primer minuto y ya habíamos encajado el primero. Igual que contra el Horta, pero con una diferencia, el Llefià si supo que hacer cuando tuvo el partido controlado, el Horta no. Luego, con mucho sol y nada de sombra, tuvimos que soplarnos seis goles más. A los once ya iban cuatro, y a los quince, cinco. Un minuto antes, Carlos había llegado con posibilidades, pero su centro fue controlado por el portero. No fueron suficientes las buenas intervenciones de Oscar para controlar a los tres tiarrones que se filtraban por todos lados a su antojo. Aún así, y pese al marcador en contra, Europa se las ingenió para atacar y disparar varias veces sobre la portería rival. Sobre los 17’, Arnau, pudiendo centrar, disparó contra la parte externa de la red lateral, y sobre los 25’, Fede, cubriendo muy bien la pelota, disparó violentamente obligando al portero a una buena intervención. Un minuto después, Oriol cedió por encima del portero a Pasku, y éste celebró su cumpleaños añadiéndola hasta el fondo de las redes. 5-1. Sobre los 28’, nuevamente Fede estuvo a punto de marcar de cabeza tras un buen centro de Pasku. El 6-1 vendría a los 33’ luego de un fulminante contraataque por la banda derecha. Finalizada la primera mitad se notaba la ausencia del Capi.
El buen control de Pablo, el eficiente trajín de Fede, y los cambios realizados en el entretiempo en ambos equipos favorecieron ampliamente a Europa, que sería capaz de mantener arrinconado al Llefià en su propio campo durante más de veinte minutos. Sobre los 10’, Fede se escapó por la banda derecha, y luego de deshacerse del marcador, bombeó la pelota con clase y acortó distancias. 6-2. Fue como una pequeña brisa en el desierto. Seguían los goles por kilos y a granel, a la carta. Sin embargo, a partir de los 26’ se trabó el medio campo y se aburrió la grada. No había fútbol. El último gol vendría sobre los 27’ tras un mal rechace sobre nuestro propio campo. Sería el 7-2 final, el fin de la Liga, y los tiempos de reflexión.
Me ofrecí a escribir las crónicas y lo hice con ilusión. Me apropié de una frase que dijera Juan Pablo I refiriéndose a sí mismo –“no se puede hacer ñoquis con esta pasta”-, el día que fuera elegido Pontífice. Halagué la recuperación de la dignidad y el espíritu de lucha de nuestros jóvenes; reabrí el Libro de Samuel y convertí a nuestros futbolistas en pequeños luchadores contra los ocasionales gigantes que aparecían en el campo cada fin de semana, sin coraza y con los colores cambiados, como Goliats desfilando por la pasarela Gaudí. Pinté la seriedad de los milenarios rostros egipcios y la alegría de las caretas del teatro griego sobre nuestros sufridos rostros de padres. Luego, al no poder conseguir los resultados esperados, desvié la atención hacia los bares y los horizontes sin grúas. Me aproveché del poder y de la fantasía que otorgan una pluma y una hoja en blanco, sin importar si hay lectores o no. Pero ninguna fantasía puede ocultar una realidad sobre algo que me ha quedado claro: esta categoría no la hemos perdido ni en el campo ni en los vestuarios. Creo que se ha pagado las consecuencias de un atrevimiento desmesurado. La competición le ha quedado muy grande a nuestros jóvenes. Se asumió un riesgo y ahora sólo nos queda aprender de la derrota, una gran maestra, dicho sea de paso. Y dejando el fútbol de lado, quisiera terminar esta crónica rescatando lo positivo que he podido observar en nuestros hijos a lo largo de este campeonato: la camaradería y el cariño que se han profesado entre sí y la ilusión con la que han compartido una afición común, difícil de dejar, y que los aglutina: el fútbol.

¡Ánimo, Europa! ¡Y que viva el fútbol!